Hace un año, el 16 de agosto de 2017, entró en vigor el Convenio de Minamata sobre el mercurio, un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones antropogénicas de mercurio y los compuestos de mercurio.
El mercurio es un elemento natural: se encuentra en la corteza terrestre y se libera naturalmente a través de la actividad volcánica y la erosión de las rocas. Existe en diversas formas, cada una con un grado variable de toxicidad, pero todas igualmente nocivas, ya que afectan el sistema nervioso, el cerebro, el corazón, los riñones, los pulmones y el sistema inmunitario de todos los seres vivos. Debido a que la exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede causar serios problemas de salud, incluso en el útero, la Organización Mundial de la Salud lo considera una de las diez sustancias químicas de mayor preocupación para la salud pública.
La actividad humana es la principal contribuyente a las emisiones de mercurio. Cada año, se liberan hasta 9.000 toneladas de mercurio en la atmósfera, el agua y la tierra. La mayor fuente de emisiones de mercurio es la minería de oro artesanal y en pequeña escala, seguida de cerca por la combustión de carbón, la producción de metales no ferrosos y la producción de cemento.
Los artículos de uso diario, como cosméticos, algunas bombillas fluorescentes, baterías y empastes dentales también contienen mercurio y compuestos de mercurio. El envenenamiento ocurre más a menudo por la ingestión de pescado contaminado y por la inhalación -el mercurio líquido, que se usaba comúnmente en los termómetros, se evapora a temperatura ambiente.
Una respuesta global a un problema global
El mercurio permanece en el medio ambiente por muchos años y su circulación es global, ya que se mueve entre la atmósfera, el océano y la tierra. Esta es la razón por la cual la comunidad internacional eligió una estrategia de respuesta global para enfrentar el problema del mercurio a lo largo de todo su ciclo de vida: el Convenio de Minamata.
El Convenio limita la extracción de mercurio, regula el comercio, contempla la reducción del uso de mercurio en productos y procesos, la disminución y la eliminación del uso de mercurio en la minería aurífera, el control de las emisiones de mercurio en el aire y el agua, y promueve la eliminación racional de desechos.
En mayo de 2017, 50 países habían ratificado el Convenio. Hoy, 95 países son partes del Convenio y muchos más han prometido su apoyo político y financiero para ayudar a reducir y eliminar el uso del mercurio y sus compuestos.
El Convenio de Minamata lleva el nombre de una ciudad de Japón donde aguas residuales industriales contaminadas con mercurio envenenaron a familias locales a fines de la década de 1950. Las víctimas sufrieron efectos paralizantes, intratables y estigmatizantes.
A través del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, la comunidad internacional recuerda las vidas perdidas a causa del envenenamiento por mercurio y se compromete a prevenir catástrofes similares.